Difícil decisión para muchos, posiblemente porque os estéis diciendo: “lo mío no es tan grave”. Esto es debido a que tenemos la errónea idea de que se debe ir al psicólogo cuando se tiene gran ansiedad, fobias, depresión, problemas de adicciones o patologías psiquiátricas.
En estos casos está claro que hay que acudir a un psicólogo, pero no son estos los únicos motivos. Debemos ir al psicólogo cuando sentimos malestar, cuando pasamos por una mala época que pensamos que nos desborda y no vivimos con la felicidad que deseamos. Cuando nos diagnostican a nosotros a algún familiar o persona querida alguna enfermedad con grandes consecuencias negativas, en las que temporalmente va a cambiar nuestras rutinas diarias. Debemos acudir para afrontar duelos, para mejorar relaciones familiares de pareja o amistades. Son muchas las situaciones y momentos en los que debemos visitar a un Psicólogo. No debemos olvidar que una primera sesión no nos comprometen a nada y tal vez tengamos mucho que ganar. Aun así es normal estar nervioso ante la primera consulta ya que no sabemos realmente qué es o qué hace un Psicólogo.
¿Qué es un psicólogo?
Un Psicólogo es un profesional de la conducta humana, conocedor de las leyes del aprendizaje que subyace en el comportamiento humano. Lo que lo hace experto en saber porque el cliente se siente mal y realiza ciertas conductas que en lugar de ayudarle mantienen esa situación que le provoca malestar. Un Psicólogo NO te resuelve los problemas, si se diera el caso no te está ayudando, ya que no estas aprendiendo estrategias de afrontación para futuras dificultades. Un Psicólogo te proporciona recursos y estrategias para que usándolos resuelvas tus propios problemas. Un Psicólogo motiva al cliente para que sea capaz de llevar acabo ese aprendizaje a su vida cotidiana aumentando su autoestima y sensación de bienestar, mejorando las relaciones familiares de trabajo etc. Todo esto no exime de responsabilidad al cliente. Entrar por la puerta del Psicólogo no es milagroso. Se requiere esfuerzo y trabajo por su parte. El cliente debe comprometerse con la terapia, acudir a las sesiones y por supuesto realizar las tareas que el profesional le va programando semana tras semana. Si se realiza así garantizo que no se arrepentirá de acudir al psicólogo.